lunes, 25 de junio de 2007

Niñato macarra, serás...

Esta entrada sale a partir de Clickclik.es.

Pues eso, un espectacular vídeo de un macarra de Valencia, representante de los macarras del mundo por su estética y gilipollez innata. Sus colegas graban al gran imbécil cómo vacila a un anciano en el metro, hasta que el nene se hace cacotas en sus pantalones macarriles. Un ser despreciable, vamos.

Si no lo véis, pinchaz aquí.

Lo que sí que tiene mérito es que ahora es odiado por toda la comunidad internauta, y continuamente están subiendo vídeos metiéndose con el gilipollas. Ahí van algunos de los mejores.





Si no los véis, pinchaz aquí:

Obsesión pre-examen

Hoy en la biblioteca me puse mi reproductor MP4 mientras me dedicaba a hacer millones de esquemas y así memorizar mejor. En un momento me paré a escuchar con más atención lo que estaba sonando: Zero Sum de Nine Inch Nails, de su disco Year Zero.


Para mí este tema ha sido todo un descubrimiento, y no me puedo quitar de la cabeza el pegadizo estribillo.

viernes, 22 de junio de 2007

La calle es de Ella

Hace ya un mes o dos que estaba en las aceras, pero en unas dos semanas han vuelto a reponer el cartel. En el anuncio aparece, simplemente, Ella.


Es objeto de deseo de ellos y ellas, con esa mirada tan seductora y una postura provocativa. La primera vez que la vi me quedé ensimismada: por muy photoshopeadas que estén las modelos, se intuye perfectamente que están en los huesos, pero Ella luce orgullosa su jamón, su figura redondeada y femenina, sus curvas.

Fue entonces cuando me deprimí. No estoy mal de cuerpo, pero a las mujeres nos sienta mal que nos coloquen al lado a un ejemplar superior. Me pongo triste y miro mis tetas pequeñas, mi celilutis incipiente y los "colgajos" que me están saliendo en el brazo por no hecr pesas. Ay.

Y miro alrededor. Todos los de la parada de autobús la miran, directa o disimuladamente. Qué risa mirar un anuncio con ese sentimiento de culpa: en el cartel no hay una mujer, hay una imagen de una mujer, y las imágenes no son reales.

Y el ánimo otra vez arriba, y la miro de tú a tú. Debería estar prohibido que la pusieran al lado de la calzada, que un día va a haber un accidente como a un conductor le dé por mirarla mucho. Ella es guapa y está muy buena, la calle es de Ella, pero sale así para promocionar ropa interior, es algo de márketing, se quiere sacar los instintos primarios, todo está premeditado. ¿Acaso no hay más mérito cuando, a pesar de que vayas por la calle con pintas, algún tío te guiñe el ojo?

He sido desvirgada

Sí, como lo leéis. Mi maravilloso trasero ha sido, una y otra vez, sodomizado por una persona que no conozco. Hoy he jugado por primera vez una partida on-line de Rise of Nations.

Ha sido una experiencia horripilante, monstruosa. Tan segura que iba yo por ganar en 45 minutos a la máquina en modalidad fácil y con extras de recursos. Mis aires de diva cayeron al suelo, y ahora estoy con el recogedor y escoba barriéndolo.

La partida no empezó muy bien. Pánfila de mí, me di cuenta al instante de que mis recursos no crecían al nives de mis partidas en solitario, y que el ordenador iba a pedos. Me pongo nerviosa. Por mucho que recojo madera y alimentos, no tengo suficente para desarrollar militar y construir un cuartel o para desarrollar cívico y fundar una nueva ciudad: los pilares básicos se me hacen cuesta arriba.

Mientras me peleo con los recursos, mi contrincante ya ha avanzado una edad. ¡Recacas! Y yo con estos pelos... Llevaba milenios de retraso, y para dar una imagen de dura, mando a mis poquitos soldados a atacar algo suyo. Mientras estoy concentrada devastando una ciudad, llega él y me mata en 2 segundos con un ejército más grande y avanzado. La hemos cagado.

En ese momento dijo mi enemigo: "Ya que estamos..." y avanzó su tropa super guay y completísima a mis ciudades: cae una, y detrás la capital. Por mucho que intento crear un ejército, o la madera o el mineral chilla diciendo que no hay suficiente. Entonces me dedico a hacer más ciudades, pero una vez caída la capital, tengo muy poco tiempo para hacer soldados y recuperarla. En definitiva, mi enemigo se dio un paseo.

Este rapapolvo me sirve de escarmiento para no meterme en líos hasta que no haya superado el nivel de muy difícil...

domingo, 17 de junio de 2007

El opio del pueblo

Si Marx levantara la cabeza, sin dudas iría corriendo a corregir su framosa frase: la religión es el opio del pueblo. La razón es lógica: la masa no adora a Dios, sino a deportista de turno.

Me refiero directamente al fútbol, ese deporte que el señor Paquito implantó como sedante de la clase media para poder hacer y deshacer. A pesar de que haya pasado mucho tiempo desde su muerte, los españolitos tienen esa manía de vivir el futbol 24 horas al día, y en estas fechas faltan horas.

Hoy se decide la Liga. Parece ser que la cosa está muy interesante, porque no se sabe quién se llevará el título, que si el Real Madrid, que si el Barça. Me diréis, SasuChan, bien que criticas el fútbol, pero estás enterada. Y a ello respondo, no es lo mismo tener mera curiosidad que un fervor desaforado, pendiente del partido de turno y envuelta en la bufanda de mi equipo.

La gente está enganchada en la barra del bar, con sus hijos con la camiseta de Beckham (estoy en Madrid, poquitos del Barcelona verás), y gritando los goles hasta quedarse afónicos. Los macarras de turno se dedican a molestar a los vecinos con sus ruidosas motos que aceleran para frenar en seco. Los forofos de banderas se cogen el coche y van calle arriba, calle abajo haciendo sonar el claxon.

Sinceramente, si me pongo en plan PP, digo que el fútbol es una cortina de humo para atontar a la gente de a pie, para hacerlos olvidar de sus problemas, para no prestar atención a la política y reducir su criterio. Es humo se traga, llega a los pulmones, al cerebro: es el opio.

"La mujer de negro"

Hacía que no iba al teatro años, quizá cuatro. Lo sé, soy una chica analfabeta que prefiere entretenerse con el cine que con el arte en vivo. Y la razón es muy sencilla: me sale más barato. Es muy ruin, pero cuando andas escasa de parné (o sea, todos los meses), tienes que tener mucho cuidado en lo que te lo gastas.

Pero mira, ya soy otra. He redescubierto por qué de pequeña y parte de mi adolescencia quería ser actriz, por qué me ponía tan contenta cuando el colegio me llevaba al teatro. La culpa la tiene "La mujer de negro".

Es una obrita sencilla, que juega con el espectador, le hace echarse unas risas para después golpearle una y otra vez en la cabeza, para tirarle al vacío. Y todo con una típica historia de fantasmas. Para dar miedo no se necesitan grandes efectos especiales ni sangre: sólo buena iluminación, algún truco escénico e interpretaciones sobervias.

El gran Emilio Gutiérrez Caba cambia con facilidad de registro dependiendo del personaje que interprete, y Jorge de Juan, actor y pasado de Emilio, son las almas de la obra. Creíbles, terroríficos, entregados. Y si hablamos de la "sorpresa"...

En definitiva, que hay que ir al teatro Infanta Isabel de Madrid para verlo. La entrada es cara, pero para eso está Atrápalo para conseguir ofertas que no puedes rechazar.

¡Por fin!

Bueno, parece ser que ya está todo solucionado. Yo quería desapuntarme de mi proveedor, pero mi padre se puso muy pesado para que intentase hablar con el servicio técnico otra vez. El caso es que, gracias a eso, ¡ya tengo conexión!

Lo malo es que lo tengo por WI-FI, y no me crea demasiada confianza. Cualquiera me la puede robar, y eso significa quedarme sin esas descargas tan buenas que hace mi mula, o navegar mucho más lento. Pero bueno, aguantaré cuanto pueda.

Como dije ayer, ahora seré algo más constante, todo lo que mis exámenes me permitan.

sábado, 16 de junio de 2007

Nota de la blogger

Los exámenes de la universidad y mis continuos problemas con Orange no me permiten actualizar con frecuencia el blog. El caso que en julio tampoco tengo tiempo suficiente, así que me las voy a ver canutas para ser regular.

Entre que me borro de Orange, encuentro otro proveedor y me mandan todo voy a tardar tiempo. Por favor, a los pocos que me leeis, no desesperéis.

In the mood for BLOG tampoco ha editado ninguna entrada. Eso es porque tenemos que hacer primero un diseño chulo, ser originales y desmarcarnos de las plantillas predeterminadas. Cuando se pueda empezaremos. Además, quizá tenemos una incorporación nueva...

"El séptimo sello"

A mí de siempre me han interesado los debates filosóficos sobre la muerte y la religión (el cristianismo, más bien): ¿hay algo después del final de la vida?, ¿sólo existe el vacío?, ¿es la religión una forma de afrontar la muerte, de eludir la inevitable angustia? Todas estas preguntas resumen más o menos mis paranoias y mis preocupaciones, así que cuando terminé de ver "El séptimo sello", lo mínimo que estaba era entusiasmada.

La historia se localiza en Suecia, en el siglo XIV. Europa es un continente azotado por la peste negra, que inunda de pesimismo y pánico a la población. Antonius Blovk llega a su país procedente de las cruzadas, ajeno a la tragedia que se vive alrededor. Una mañana, la Muerte le visita para llevárselo y él, esperanzado en hacer un acción para ser recordado, le desafía con una partida de ajedrez. A partir de ese momento, las estampas de la sociedad feudal, oscura y religiosa se suceden mediante reflexiones sobre el más allá y la vida.

Sería muy inocente atribuir sólo al momento histórico las reflexiones. Bergman sólo utiliza la peste negra para dar marco a las obsesiones que le atenazan. El caballero y el escudero son dos yo del director: el creyente por miedo y el vividor consciente de que no hay nada más, ambos espectadores de la quema de amantes del diablo, de la procesión redentora, de la alegría de vivir de los juglares, de los problemas mundanos, de la avaricia y falta de humanidad de aquellos que en su día exortaron a los demás de seguir el camino de Cristo.

Cada personaje, aunque sea sólo secundario, es tan inmortal como la misma Muerte, y las preguntas que se cuestionan nunca serán respondidas, ni siquiera por Ella, que desconoce qué hay detrás. Me gustaría destacar a la chica salvada por el escudero y convertida en criada, siempre muda ante el horror, triste y desesperada, y deseosa de morir, como advierte su sonrisa al ver a la Muerte: morir es redención y salvación de la realidad.

La dirección es impactante y nada efectista, y se plantea con rapidez cuál es el punto en el que da comienzo el film. Planos generales de la naturaleza son antítesis de los planos cortos del salvajismo, una fotografía que sabe sacar partido a los claroscuros, un montaje directo, dinámico y estático a la vez. La labor de Bergman me deja sin palabras.

Una película tan universal nunca debe ser olvidada.

Puntuación: **********