viernes, 22 de junio de 2007

He sido desvirgada

Sí, como lo leéis. Mi maravilloso trasero ha sido, una y otra vez, sodomizado por una persona que no conozco. Hoy he jugado por primera vez una partida on-line de Rise of Nations.

Ha sido una experiencia horripilante, monstruosa. Tan segura que iba yo por ganar en 45 minutos a la máquina en modalidad fácil y con extras de recursos. Mis aires de diva cayeron al suelo, y ahora estoy con el recogedor y escoba barriéndolo.

La partida no empezó muy bien. Pánfila de mí, me di cuenta al instante de que mis recursos no crecían al nives de mis partidas en solitario, y que el ordenador iba a pedos. Me pongo nerviosa. Por mucho que recojo madera y alimentos, no tengo suficente para desarrollar militar y construir un cuartel o para desarrollar cívico y fundar una nueva ciudad: los pilares básicos se me hacen cuesta arriba.

Mientras me peleo con los recursos, mi contrincante ya ha avanzado una edad. ¡Recacas! Y yo con estos pelos... Llevaba milenios de retraso, y para dar una imagen de dura, mando a mis poquitos soldados a atacar algo suyo. Mientras estoy concentrada devastando una ciudad, llega él y me mata en 2 segundos con un ejército más grande y avanzado. La hemos cagado.

En ese momento dijo mi enemigo: "Ya que estamos..." y avanzó su tropa super guay y completísima a mis ciudades: cae una, y detrás la capital. Por mucho que intento crear un ejército, o la madera o el mineral chilla diciendo que no hay suficiente. Entonces me dedico a hacer más ciudades, pero una vez caída la capital, tengo muy poco tiempo para hacer soldados y recuperarla. En definitiva, mi enemigo se dio un paseo.

Este rapapolvo me sirve de escarmiento para no meterme en líos hasta que no haya superado el nivel de muy difícil...

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