Hace ya un mes o dos que estaba en las aceras, pero en unas dos semanas han vuelto a reponer el cartel. En el anuncio aparece, simplemente, Ella.
Es objeto de deseo de ellos y ellas, con esa mirada tan seductora y una postura provocativa. La primera vez que la vi me quedé ensimismada: por muy photoshopeadas que estén las modelos, se intuye perfectamente que están en los huesos, pero Ella luce orgullosa su jamón, su figura redondeada y femenina, sus curvas.
Fue entonces cuando me deprimí. No estoy mal de cuerpo, pero a las mujeres nos sienta mal que nos coloquen al lado a un ejemplar superior. Me pongo triste y miro mis tetas pequeñas, mi celilutis incipiente y los "colgajos" que me están saliendo en el brazo por no hecr pesas. Ay.
Y miro alrededor. Todos los de la parada de autobús la miran, directa o disimuladamente. Qué risa mirar un anuncio con ese sentimiento de culpa: en el cartel no hay una mujer, hay una imagen de una mujer, y las imágenes no son reales.
Y el ánimo otra vez arriba, y la miro de tú a tú. Debería estar prohibido que la pusieran al lado de la calzada, que un día va a haber un accidente como a un conductor le dé por mirarla mucho. Ella es guapa y está muy buena, la calle es de Ella, pero sale así para promocionar ropa interior, es algo de márketing, se quiere sacar los instintos primarios, todo está premeditado. ¿Acaso no hay más mérito cuando, a pesar de que vayas por la calle con pintas, algún tío te guiñe el ojo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario