Sexo, Ibiza, Locomía...

Parece ser que el nuevo anuncio del Dancia Logan ha vuelto a sacar a la palestra a aquel grupo ochentero-noventero llamado Locomía.

Toda mi generación y anteriores recuerdan al cuarteto vestido con ropas ostentosas, gigantescas hombreras y zapatos de interminable punta, pero lo más significativo del grupo fueron los abanicos que hacían bailar. Sus canciones sinsentido iban acompañadas por coreografías vistosas, que lucían muy bien en las galas televisivas.

Si no lo véis, pinchad aquí.

Lo que yo no sabía era que Locomía era mucho más que un grupo discotequero. En sus inicios, alejados de las grandes discográficas, lo único que querían representar era la magia fiestera de Ibiza y transgredir con moda vistosa (uno de ellos era diseñador y era el encargado del vestuario inicialmente). Se puede decir que eran un producto de una movida ibicenca.

El éxito de su single los llevó a editar un disco, firmar por EMI y triunfar en el mundo entero, hasta Japón. Pero también a variar de componentes igual que se quita uno la camisa: idas de unos, incorporaciones de otros, cástings para cubrir puestos... Cambios de estética hacia una menos cantosa...Esta violación de la voluntad inicial del grupo en manos de EMI hizo que el grupo Locomía cayera en el olvido. Bueno, de Locomía sólo quedaba el nombre; el conjunto inicial intentó volver al panorama musical, pero sus contratos con su representante los impedía presentarse con su nombre creado.

Si no lo véis, pinchad aquí.

Que si vuelven que si no, en España no se les hace mucho caso, pero en América sí, creando hasta una discoteca en Miami. En 2001 volvieron a aparecer en el concurso de preselección de Eurovisión, pero no lograron el éxito.

Ahora han vuelto de forma más llamativa dando un concierto el Día del Orgullo Gay. La nueva formación se llama Locomía: Back to the Glam y está compuesta por la friolera de 10 componentes. Algunos ya se han presentado en la revista Shangay en pelotilla picadilla (malditas webs de Flash que no me dejan poner la foto).

A mí de pequeña me encantaaaaaaaaaaaaaban, pero ahora me quedo con cara anonadada cuando escucho esos ritmos. ¿Qué tienen para que, a pesar de resultar tan casposillos, empieces a tararear sus canciones nada más oírlas?