Linklater no se anda con chiquitas. Las empresas de comida rápida no son nada inocentes, son más poderosas de lo que parecen, son una insignia de la cultura americana y de hasta dónde se puede llegar por un puñado de dólares.
En la historia se cuentan y cruzan varias historias que tienen el mismo escenario: el matadero y planta de preparación de las hamburguesas de Mickey's, situado en la ciudad ficticia de Cody. La película empieza con el ejecutivo de márketing de la empresa, que tiene que averiguar por qué hay excrementos en la carne, continúa con la trágica historia de los mejicanos que cruzan la frontera y son contratados ilegalmente en el susodicho matadero. Y de ahí a la vida corriente de Amber, trabajadora de un restaurante Mickey's y que aspira a cambiar el mundo.
Este amalgama de líneas narrativas están muy bien repartidas a lo largo del emtraje, sabiendo dosificarlas. A veces se da mayor protagonismo a los inmigrantes, quizá por su mayor carga dramática, y en los últimos minutos el ejecutivo desaparece. No es porque deje de ser interesante, sino porque su historia, al igual que la de Amber, son más cortas.
El film tiene un claro mensaje concienciador, y si para ello hay que recurrir a frías imágenes de vacas descuartizadas, sangre brotando de sus vientres, vísceras o un plano de una mujer dejándose follar para conseguir un trabajo, se hace. El lema de "todo vale" a veces no es una buena táctica, y estamos ante un caso. La trama ya nos demuestra que la sociedad norteamericana está podrida desde dentro, y que pudre a los que acuden a ella, y eso lo demuestra con diálogos y acciones. La parte sangrienta del final es sólo sensacionalismo, gratuita.
Puntuación: *******
1 comentario:
Interesante, a ver si cuando vuelva a Mandril sigue en los cines, porque verla por aquí me da a mi ke no
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