Yevaba ya tiempo bastante mosqueada con una campaña de intriga que colonizaba toda Madrid. Se basaba en carteles colgados en cualquier sitio (ni mupis, ni columnas, ni vallas publicitarias: desde puentes hasta el enrejado de cualquier deificio) con un fondo blaco y la palabra "quiero" en rojo y la web para visitar (http://tuquieres.es/). Al principio no lo restaba mucha atención, pero cuando apareció el edificio de los cursos del INEM de mi barrio plagado de pequeños carteles como ese, me mosqueé; siempre decía: "Debo entrar en esa página", pero mi cerebro de pez nunca se acordaba.
El cachondeíto ha sido grande con los carteles: muchos han aprovechado la oportunidad para dar a conocer su amor. "Te quiero, Loli" y mensajes iguales pero con distinto nombre estaban pintarrejeados en los carteles más accesibles al spray.
Hasta el otro día no me di cuenta de quién era el puñetero viral: ¡de Miguel Sebastián! Una foto muchísimo más favorecedora que la de la anterior campaña (hay que reconocerlo, tenía cara de estreñido) y un slogan muy bien escogido: Quiero Madrid para ti.
Esta campaña es un soplo de aire fresco en la revenida trayectoria de la publicidad política en España. Desde mi punto de vista, la innovación procede en que lo que se vende es un producto, no un futuro alcalde: se utilizan las mismas tretas publicitarias de los coches y refrescos, pero en mejor, ya que en esos dos últimos ejemplos se intuía perfectamente, y en el caso del PSOE la intriga es casi perfecta.
¡Chapó por esos publicistas!
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